sábado, septiembre 22, 2007

Thomas est amoreux




Cada uno con sus debilidades cinéfilas. En mi caso siempre cierta debilidad por la psicopatología llevada al cine. La película que me ocupa aborda un transtorno poco tratado: la agorafobia (pánico a los espacios públicos).

Y se aborda dicha psicopatología con mucho ingenio, cuidando al máximo los detalles y tratando de ser coherente tanto lo que nos quiere explicar, como el transtorno que quiere ocupar. Por lo que se presenta muy férrea y de forma audaz.

La película se centra en nuestro protagonista, el cual padece una agorafobia extrema. Tal como nos indica Beatriz Vera Poseck en su libro Imágenes de la locura, Editorial Calamar, 2006 "En sus formas extremas, la agorafobia puede provocar la imposibilidad absoluta de salir del hogar e incluso de permanecer en éste sin la compañía de familiares y conocidos. Esta circunstancia extrema es la que el cine ha reflejado en la mayoría de las ocasiones"

Y es justamente lo que le sucede a nuestro protagonista. Todo ello ambientado en un futuro que se antoja como cercano ya que radicaliza su modus vivendi. El futuro es contemplado como una exasperación de ciertos hábitos y/o costumbres que ya se dan en nuestra sociedad. La dictadura de la tecnología llevada al máximo teniendo en cuenta la cantidad de acciones que ya se pueden realizar vía internet (bancos virtuales, compras, viajes, video conferencias, etc...). Y sin movernos de casa.
Así pues, en el futuro que describe el film un agorafóbico puede realizar absolutamente todo lo que necesita y desea sin moverse de casa. El paraíso, vamos.
A tal efecto, la primera mitad es de situación. Nos describe todo lo que está al alcance de Thomas y de igual manera vamos conociéndole. Rápidamente empatizamos con él ya que el director busca desde el primer momento la identificación del protagonista con el espectador. Y con ello, salva, de forma muy elegante, un obstáculo que nos ha puesto para que se produzca esa identificación.

Y es que nosotros no vemos al protagonista.

Para ello adopta la cámara subjetiva con la voz fuera de campo pero lleva más allá dicho concepto. No solo permite que nos identifiquemos con el protagonista sino que además sólo vemos lo que ven sus ojos. Es decir, vemos una serie de videoconferencias que Thomas usa para comunicarse con el exterior, ejecutadas como una acumulación de planos secuencias, de corte medio-largo, que vienen a representar la pantalla de su ordenador.

Y a destacar, otro aspecto no mencionado todavía, pero no por ello menos importante. El tramiento de la fotografía y el color. Nos presenta un futuro cargado de colores cálidos con fondos iluminados y claros con lo que se intensifica la presencia de los personajes y los objetos en el conjunto.
Un aspecto muy colorista y muy pop mediante el cual incluso no escatima incluso en la utilización de imágenes psicodélicas. Valga el ejemplo del test para la agencia matrimonial. Aquí se me antoja que el director Pierre Paul Renders usa elementos plásticos con reminisciencias a los cuadros de Pierre et Gilles, ya que la composición organizativa es muy similar. Por otra parte, el uso del color refuerza la artificialidad del futuro, totalmente mediatizado por las nuevas tecnologías.

Y como toda fábula futurista que se precie, la película encierra varias críticas a nuestra sociedad. Las tecnologías de la información son un avance en las comunicaciones pero también aislan a sus individuos. Thomas requiere y ansía comunicación con sus semejantes pero no tolera ver a nadie en persona. Por lo que sus vías de comunicación son adulteradas y sus interrelaciones sociales son sumamente artificiales.
Es en este aspecto donde Tomás está enamorado me recuerda a Denise te llama. Otro film que contiene la misma denuncia y donde también se lleva al extremo ciertas situaciones ya dadas en la actualidad con los medios tecnológicos.
Tal como apostilla Beatriz Vera Poseck en el libro citado, nuestro personaje es un agorafóbico con grandes dosis de sociopatía. Por lo que se fusionan dos disfunciones como una sola. Cuando en la realidad no sucede así. Los agorafóbicos no son sociópatas.
La mezcla se usa para reforzar el aislamiento que denuncia el film aunque se tergiverse los aspectos auténticos de un agorafóbico.

Un futuro asimismo impregnado de ecos de 1984 de George Orwell, en la que la compañía de seguros del protagonista se llama "la Global". También se traspasan todas las áreas privadas del individuo, (el psicólogo asignado ve y escucha conversaciones privadas de su paciente),
así como el gobierno recluta a prostitutas como condonación de penas. Y de esta manera también se aborda la hipocresía frente al sexo ya que se tilda de degenerados al individuo que haga uso del sexo virtual (como nuestro protagonista), pero por otra parte, el seguro proporciona prostitutas para "minusválidos".

Por último destacar lo bien tratado que está el proceso creciente de adquisición de ansiedad a medida que se va desarrollando el film. Al principio del film, el protagonista se muestra complacido en sus fobias. Pero progresivamente se le va haciendo más insoportable su situación. Así ansiará enamorarse, como único elemento que le permita salir de dicho aislamiento en el que se ve sumido.

Recomendada para todo aquellos que disfuten con audacias formales y pequeñas historias. Agradece ver algo original entre tanta mediocridad.
Puede resultar monótona y repetitiva aunque no se hace larga porque tiene el metraje que necesita: 97 minutos.





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