jueves, octubre 04, 2007

Todos nos llamamos Alí

Y sin que sirva de precedente, en este caso, el título español es muy adecuado ya que resume en una frase todo el espíritu de la película. El título original viene a decir algo así como "Cuando el miedo se come el alma". Si bien, es una de las frases que se mencionan en el film, dicho título hace pensar en un film con cierto aire poético, que sin duda alguna, la película no es. Tampoco es que sea un largometraje chusco.

Según se dice, hablamos de un remake de Sólo el cielo lo sabe de Douglas Sirk, film original que también fue revisitado por Todd Haynes en aquel ejercicio posmoderno y metalingüístico que fue Lejos del cielo, con una memorable Julianne Moore. En el film de Douglas Sirk, una pareja compuesta por una madura de la alta sociedad (Jane Wyman) y un jardinero más joven de clase social humilde (Rock Hudson) luchan por su historia de amor frente a las convenciones sociales.
En la película que nos ocupa, los dos protagonistas son desclasados. Se mantiene la diferencia de edad pero se añaden las connotaciones raciales a la historia de amor. Ella es una limpiadora alemana, antigua seguidora del partido de Hitler y él es un marroquí.
Para precisar mejor los rasgos de xenofobia que posee la sociedad alemana respecto a los mulsumanes, la acción se sitúa después del atentado de Munich, con lo que las actitudes xenófobas que sufren los marroquíes se plasman en mayor auge.

Así pues, la mujer en su voluntad de enamorarse de un joven marroquí y querer casarse con él, encuentra la firme oposición y rechazo de su entorno más cercano. Un rechazo que ya vive dentro de "Alí" como inmigrante marroquí. En ese sentido, es muy significativa la secuencia en la que nuestro protagonista le explica que en realidad no se llama Alí. Su nombre es El Hedi ben Salem M'Barek Mohammed Mustapha. Pero dicho término es el que utlizan los alemanes, de forma despectiva, para denominar a los marroquíes inmigrantes. No merecen tratarse con identidad propia. "Todos son iguales", "no tienen nombre".

Con esta situación planteada, el director pretende demostrar, que tras el nazismo, la sociedad alemana seguía anclada con actitudes xenófobas y con un férreo asentamiento en directrices sociales muy acotadas. Aquel que ose romper dichas convenciones sociales tácitas recibirá el rechazo y el desprecio más absoluto. Así, ellá sufrirá la insolencia de sus vecinas, la incomprensión visceral de sus hijos y el repudio de sus compañeras de trabajo.
Nuestra protagonista, Emmi Kurowski, solo se enfrentará a los ataques en una sola ocasión. En la secuencia que replica a su tendero habitual por su actitud de no querer atender a su marido. El resto, es puro sometimiento en un rostro marcado por las arrugas de ya una difícil vida pasada.

Fassbinder, para reforzar el aislamiento a la que se ven sometidos, aprisiona a los personajes en encuadres tomados a través de rejas. O tras picados angulares realizados en escaleras cuya visión es tapada por barrotes . O bien, filmándolos en abundantes planos panorámicos en los que Emmi y Alí quedan en la lejanía.

La cámara se mueve muy poco ya que Fassbinder pretende imprimir a su largometraje un tono descriptivo, en el que el director y espectador se quedan fuera.

En la segunda mitad del film, la película ofrece un giro argumental mediante el cual todo aquel que ha rechazado a Emmi, a partir del puro interés, se vuelven a acercarse. Pero sólo para pedir favores. Con lo que la tranquilidad social reaparece así como ciertas tendencias xenofóbas en ella. La integración en el corpus social de nuevo implica también adecuarse y actuar como el resto ante los inmigrantes. Se desplaza el foco pero las actitudes permanecen. A tal efecto, es muy ilustrativa la secuencia en la que entra en el grupo de compañeras de trabajo una inmigrante del este. Ya no es Emmi la "apartada".
Paradójicamente, en el momento que consolidan cierta integración social, la pareja naufraga. Ya que otras necesidades de "Ali" que habían quedado aparcadas salen al exterior.

¿Película interesante? Sí, sin duda por el valor intrínseco del "mensaje social" que conlleva el film. No obstante, existen en ella varias objeciones que entorpecen el film.
Por un lado, la escena inicial en la que se conocen (y enamoran) Emmi y "Ali". Chirría por los cuatro costados. Es forzada y nada creíble. Tal como está construida, da a pensar que "Ali" se acerca a ella por puro interés. Evidentemente, después vemos que no hay intencionalidad negativa en el personaje, con lo que la sensación de descoloque aumenta. Y es que el problema que se deriva de ello, es la nula capacidad de interpretación del protagonista. El Hedi Ben Salem que es el "actor" principal, echa al traste toda la credibilidad de la historia de amor ante su incapacidad. Y es un gran escollo que le hace restar efectividad al film.
Por otra parte, la dirección de actores y la planificación de secuencias en las que los actores "en tiempo suspendido" se quedan mirando fijamente a los protagonistas (con cara circunspecta), en una clara expresión atonal,-aunque se deduce que las intenciones de Fassbinder son otras, aunque muy pocas veces el actor consigue expresar lo que la escena requiere-, produce un efecto de artificialidad que acaba siendo perjudicial para el film. Como escenas ilustrativas tendríamos la escenas varias del bar de marroquíes, la escena del restaurante en el que el camarero los mira en la lejanía, etc....

Hay quien dice que Fassbinder estiliza a los personajes secundarios resaltando como positivo esta dirección de actores. En mi caso, no funciona como factor positivo. Ya que me da la sensación que me estoy topando con actores "amateurs" que por incapacidad me rompen la lógica de la escena. Por ejemplo, la escena en la que Emmi reune a su familia para confesarles que se ha casado con un marroquí y uno de los hijos en un ataque de ira rompe el televisor. La manera en que lo rompe a mí me produjo una risa involuntaria, por la "torpeza" del actor. Evidentemente esa escena con intención drámatica se desmonta porque me hace reír "cuando no tocaba". Y como ésta hay alguna más.

Por último, la escasez de medios y la humildad de la propuesta, si bien no tendrá que ser un incoveniente, pesa en la valoración del film. Se dice que hay películas que envejecen muy mal. Para mí, ésta sería una de ellas. No por la vigencia de su mensaje sino por la realización. Ya que, desgraciadamente, no sabe "disimular" esos pocos medios con los que cuenta.
No es que sea yo un fan de los grandes presupuestos, pero cuando en una película salen a la luz (más de lo que debiera) los pocos medios que hay, es cuando creo que "tenemos un problema".

Recomendable para todo aquel que le gusten los dramas sociales y superponga "el mensaje" por encima de otros valores fílmicos.
No recomendable para aquel que no solo se interesa por el significado sino también por el significante.
Asimismo la estaticidad de la propuesta y el tono descriptivo puede echar para atrás a todo aquel que necesite "ritmo" en un film.




4 comentarios:

josep dijo...

Tu comentario de la película de Fassbinder me parece totalmente desafortunado. Creo que no entiendes la propuesta del director: el estilizamiento y la distanciación son dos procedimientos 'de autor', son firmas, y, por lo tanto, no son defectos de la película, no la lastran. Es cierto que el protagonista es un mal actor, pero no es precisamente la interpretación realista lo que le interesa a Fassbinder. En fin, podría decir mucho más. Para mí es una película fantástica, de las mejores de Fassbinder.

elamantepolar dijo...

Primero, muchas gracias por tu entrada. No te digo que no pueda mejorarse la reseña crítica. Pero que disienta de la propuesta del director no significa que no la entienda. Por otra parte, que un código enunciativo sea característico de un director no significa que sean positivo por defecto.
Si los menciono es porque precisamente en esta historia no me funcionan por mucho que sean sellos de Fassbinder.
Un ejemplo más: lo que me funciona de maravilla de Godard en Al final de la escapada no me funciona en Pierrot el loco. Y son similares recursos estilísticos.
Quizás le deba un análisis crítico positivo de otra película de Fassbinder para equilibrar la balanza.
Desconozco si tú lo eres, pero lo que sí te puedo afirmar que yo no soy un integrista de la política de autores. Y precisamente en los autores con voz propia, creo necesario señalar sus aciertos y errores. Por mucho que la firma del que dirige sea la motivación principal de ver un film, como fue el caso.
Muchas gracias.

Alma dijo...

El problema de tu visión sesgada es que no se puede analizar Al final de la escapada con los mismos ojos para Pierrot, el loco....son porpuestas diferentes, algunos rasgos comunes pero...nada que ver.Para entenderlo te falta aún profundizar más y estudiar algo de cine. de todas formas gracias por tu intento.
Todos somos Alí, es mágnifica. Y la interpretación del actor es la adecuada. un inmigrante desconcertado...con una úlcera que le oprime...por fuera neutro pero por dentro....Fascinante Fassbinder!!

elamantepolar dijo...

Jajajaja, qué forma más sutil y elegante de descalificar. Te agradezco tus buenas maneras como tú agradeces mi intención. Quizás no me he explicado bien. Es un ejemplo muy personal que utilizo en el caso de Godard, por lo que comprendo que no se entienda correctamente. Ya que Godard, puede provocar en mí mi más completa admiración (Al final de la escapada), como me puede generar la más elevada de las repulsas (Pierrot le Fou). Me fascina su obra precisamente por eso, por generar tantos sentimientos contradictorios. No es que las esté poniendo frente a frente sino que las adopto como símbolo. Estoy de acuerdo con Alain Bergala, nadie como Godard.

Te agradezco tus consejos, pero a lo de estudiar cine, creo que has llegado un pelín tarde. XDDD
Me encanta esa típica respuesta: "tú es que no sabes de cine". Hacía tanto tiempo que no la oía/leía, que me ha encantado volverla a oir.
Por supuesto hay que estudiar cine, claro que sí. Todo lo que me queda por aprender todavía... Toda una vida y en eso estoy...

Que podría mejorarse la nota, indiscutiblemente. Ahora si la escribiese, no sería la misma, seguro.
Y claro, viva Fassbinder. Pero le prefiero en otras. En La ley del más fuerte, en Querelle, etc....

Gracias por tu comentario,

Manu.

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