lunes, enero 21, 2008

Election


Existe una creencia respecto a los directores que se consideran autores. Se dice que un rasgo distintorio de un director-autor, es aquel siempre hace la misma película. Yo, como espectador a veces me siento de la misma manera. Es decir que estoy escogiendo siempre las mismas películas.

La mafia es uno de mi sub-géneros y/o género (dado el gran volumen existente) favorito. No me voy a interrogar ahora aquí por los motivos de esa atracción y magnetismo respecto a esta línea recurrente en la ficción cinematográfica, pero sí que soy consciente del hecho.
Ahora que estoy abordando Los Soprano, Election de Johniie To era casi una elección inevitable (valga la redundancia). De la película (y de su director) que nos ocupa era uno de esos films de los que había leído mucho pero por X o por Y, se escapaba a mi alcance. Y esta vez con este director he querido empezar tal como empezó a conocerse aquí en España (gracias al trampolín que fue el festival de Sitges). Es decir, he querido empezar con Election.

El argumento casi se reduce al título de la película. La motivación argumental es bien sencilla:
Ha llegado la hora, como sucede cada dos años, para los miembros más veteranos de la tríada más antigua de Hong Kong –la Wo Shing Society– de elegir a su nuevo líder. Las rivalidades feroces emergen entre los dos candidatos a hacerse con el cargo. Lok (Simon Yam) es el favorito para ganar, pero su rival, Big D (Tony Leung Ka-Fai), no se detendrá ante nada para que eso cambie, incluyendo ir en contra de años de tradición e influenciar el voto con el dinero y la violencia. Una lucha por el poder que amenaza con partir a la tríada en dos. ¿Podrá la Wo Shing Society mantener el equilibrio entre sus métodos tradicionales de fraternidad y el mundo de los negocios del siglo XXI?
fuente:http://www.filmaffinity.com/es/film731140.html

A pesar de su sencillez, es fácil perderse entre los personajes que van poblando el film en el empeño de situarlos en el marco que corresponde a cada uno. Cuando la película arranca con la acción y con las persecuciones en una especie de "en busca del arca perdida" (en este caso un cetro) uno no sabe muy bien si X pertenece al bando de Big D o al bando de Lok (especialmente toda la parte de la trama que transcurre en China).

Ya me pasó algo similar cuando me leí la novela de El Padrino. En mi afán por ubicar a todo personaje que fuese mencionado en el libro provocó que me hiciese una especie de árbol genealógico para no perderme en el marasmo de personajes citados en la novela.

Los parecidos con El padrino no sólo acaban aquí. Me sorprende en lo que he leído a posteriori sobre la película, que nadie mencione los parecidos más que razonables con la saga Corleone. ¿Son tan asumidos a la hora de analizar cualquier película sobre la mafia que ya ni merecen ser mencionados? O bien, ¿existe una excesiva pleitesía al cine oriental, por lo que mencionar dichas similitudes, puede implicar una resta a los valores cinematográficos de la película en cuestión? Me cuesta creer que nadie haya detectado esta referencia que aplasta y ahoga al film, cuando resulta más que evidente que Big D no deja de ser un trasunto de Sonny Corleone y que Lok es un más que claro Michael Corleone. En ese sentido, tampoco Johnnie To, juega la baza del suspense en su film (afortunadamente, ya que hubiese sido una batalla perdida). No articula ninguna intriga en torno al enigma de saber quien será elegido presidente de los dos candidatos y teniendo presentes estos dos referentes planeando los dos personajes principales, menos todavía.

Creo que hay una conjugación de los dos interrogantes. Alabar aquel cine oriental que viene con una pátina de prestigio en su paso por los festivales per se, porque es oriental, suele definir un signo de distinción y la gente muere por exultar una pose, cuando hablamos en términos cinéfilos.

También es cierto que cuando abordo una película sobre la mafia, ya llevo incorporado de forma inherente, que la referencia a la mayor saga de la historia de la historia del cine va a estar presente en algún lado. Hoy en día parece imposible salirse de los cánones impuestos por dos películas seminales en lo que se refiere a la mafia. O se adopta la línea de El Padrino trazada por Coppola, o nos desplazamos por la línea de Uno de los Nuestros.





Aunque uno ansía lo contrario. Uno siempre espera encontrarse con una tercera vía que suponga por tanto un soplo de aire fresco a un género encorsertado tanto en lo que se refiere a estilo narrativo como en aspectos formales. Pienso por ejemplo, en el western que responde a unas características muy delimitadas pero que fue evolucionando. Planteamiento absurdo y contradictorio cuando es cierto que siempre acabo volviendo a la misma película una y otra vez.
Es cierto que sin haberme acercado mucho a la cuestión de las tríadas, tampoco me esperaba encontrarme de forma tan clara un referente occidental. Aunque si lo pensamos bien, ese debe ser uno de los motivos que haya propiciado el estreno del film en nuestro país, máxime cuando es un director que llevaba una extensísima carrera sus espaldas.
Así que, ¿qué hacemos con la saga Corleone atravesando Election? Lo consideraremos como algo "inevitable". Un signo más de la globalización en la que estamos inmersos y que el cine no queda exento.
No negaremos la honestidad de Johnnie To en relación al marco referencial de su film. En el aspecto formal no duda en recurrir a la composición deudora del tenenebrismo y/o clarooscuro con aire neoclásico ya utilizada por Coppola en escenas por ejemplo como las de las "reuniones" en las celdas de la prisión o la secuencia inicial de la irrupción de la policía en una reunión habitual de los "tíos" de la tríada. Asimismo, una de las escenas finales, cuando ya se designa uno de los candidatos, las muestras de respeto de sus subordinados al nuevo jefe elegido, responde sin duda a la famosa secuencia final de El Padrino, en la que "asciende" Michael Corleone.


Así pues, Johnnie To recurre a la economía visual, a una depuración formal, creando una atmosfera seca, que no llega a la belleza formal de El Padrino pero que se aleja de las piruetas visuales tan del gusto de Scorsese. Asimismo establece un lenguaje cinematográfico ritualizado en consonancia a la característica inherente de la tríada que describe. Si en la tríada estalla una batalla interna entre la pervivencia de la tradición (simbolizada en Lok) y la adaptación a la sociedad moderna (simbolizada en Big D), Johnnie To a la hora de visualizar su historia parte del atavismo iconográfico ya asentado por El padrino en el cine moderno.

Tambíen como El Padrino, Johnnie To en su exploración y disección en la tríada que nos ocupa, pretende explicar la historia de China "no oficial", así como Francis Ford Coppola recurrió a El Padrino para hablarnos de la otra historia del sueño americano. A tal efecto, describe con sumo detalle, el fuerte hermetismo en el que está sumida la organización, la compleja jerarquización, el origen de las tríadas en la sociedad china, los rituales a los que están sujetos y la convivencia de ellas con la sociedad actual. Así pues la policía en su film la batalla contra el crimen organizado la da por perdida. Únicamente velan por mantener el status quo y solo intervienen cuando se avecina un conflicto, tratando de evitar guerras internas que supongan ríos de sangre y convulsen la sociedad.

Por lo que Johnnie To a través de las tríadas y de sus dos personajes protagónicos, establece una topografía de un convulso Hong Kong, en un difícil equilibrio entre el respeto ancestral y el cuestionamiento de valores heredados.

¿La violencia? Como en todo largometraje que disecciona una organización criminal, aquí está presente, pero sin recurrir a la violencia gráfica (el fuera de campo es nota común en dichas escenas), en una dosificación gradual de violencia a medida que la situaciones se van crsipando, culminando en un final revelador donde descubrimos al intuido león dormido.

Por lo que puede resultar de interés a los amantes del género con afán completista (como es mi caso), pero a su vez, tampoco deslumbra ni contiene momentos para recordar (exceptuando su final). No peca en ser demasiado discursiva, ni en ser excesivamente concisa y el guión pese a su marasmo de personajes que maneja, se muestra aceptablemente bien construido, aunque muchos momentos puramente antropológicos podrían haber sido escatimados.

Por cierto, no querría finalizar sin comentar que el cartel del film, es uno de mis favoritos.



2 comentarios:

Chabela dijo...

Comparto contigo la opinión sobre el cartel; ¡buenísimo! Sólo verlo apetecía leer la entrada.
Una vez más, mi escasa cultura cinematográfica me impide hacerte grandes comentarios (a ver si le voy poniendo remedio...).
Tu análisis exhaustivo me invita, primero de todo, a revisar El Padrino, que debí ver milenios ah sin prestarle especial atención a los detalles. Después, si tengo la oportunidad, también ver su prima china. Pero por tus palabras deduzco que prevalece lo que de culto tiene El Padrino sobre otros productos más recientes...
Un abrazo, ¡cinéfilo!
De una neófita

elamantepolar dijo...

Mira, no me gusta ser grandilocuente pero hay (escasas) películas que me resulta I-M-P-O-S-I-B-L-E no serlo. El Padrino (y cuando digo el Padrino pienso en las 3) es algo incomensurable, es una auténtica obra de arte se mire por donde se mire.
Election me dejó bastante frío...esperaba que fuese más sugerente. Quizás necesite una revisión. Quizás no he sido justo.
Quiero ver la secuela y seguramente me tumbe una doble sesión...
En todo caso, sino has visto mucho del género, puede resultarte atractiva, pero, ahora mismo, llego tarde (como siempre)porque eclosionó hace unos años pero echale un ojo al cine coreano, a Kim Ki Duk, Chan Wook Park...
Pillaros si podéis Old Boy y me cuentas.

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