miércoles, enero 23, 2008

Heath Ledger

Hoy ha fallecido en trágicas circunstancias Heath Ledger. La noticia de su muerte que me ha llegado vía telefónica, sms y mails, me ha producido cierta consternación. Una consternación estúpida, sin duda, pero esto son cosas que tiene la mitomanía.
El aliento trágico de su personaje inolvidable y para el que esto escribe, seguramente uno de los personajes imborrables en mi larga trayectoria cinéfila (que ya lo fue desde el momento que vi Brokeback Mountain), con la muerte prematura del actor que lo interpretó, adquiere una corporeidad física inimaginable. Esa sensación es la que me produce la sacudida al saber de su defunción.
Jack I swear....



Descanse en paz.


lunes, enero 21, 2008

Election


Existe una creencia respecto a los directores que se consideran autores. Se dice que un rasgo distintorio de un director-autor, es aquel siempre hace la misma película. Yo, como espectador a veces me siento de la misma manera. Es decir que estoy escogiendo siempre las mismas películas.

La mafia es uno de mi sub-géneros y/o género (dado el gran volumen existente) favorito. No me voy a interrogar ahora aquí por los motivos de esa atracción y magnetismo respecto a esta línea recurrente en la ficción cinematográfica, pero sí que soy consciente del hecho.
Ahora que estoy abordando Los Soprano, Election de Johniie To era casi una elección inevitable (valga la redundancia). De la película (y de su director) que nos ocupa era uno de esos films de los que había leído mucho pero por X o por Y, se escapaba a mi alcance. Y esta vez con este director he querido empezar tal como empezó a conocerse aquí en España (gracias al trampolín que fue el festival de Sitges). Es decir, he querido empezar con Election.

El argumento casi se reduce al título de la película. La motivación argumental es bien sencilla:
Ha llegado la hora, como sucede cada dos años, para los miembros más veteranos de la tríada más antigua de Hong Kong –la Wo Shing Society– de elegir a su nuevo líder. Las rivalidades feroces emergen entre los dos candidatos a hacerse con el cargo. Lok (Simon Yam) es el favorito para ganar, pero su rival, Big D (Tony Leung Ka-Fai), no se detendrá ante nada para que eso cambie, incluyendo ir en contra de años de tradición e influenciar el voto con el dinero y la violencia. Una lucha por el poder que amenaza con partir a la tríada en dos. ¿Podrá la Wo Shing Society mantener el equilibrio entre sus métodos tradicionales de fraternidad y el mundo de los negocios del siglo XXI?
fuente:http://www.filmaffinity.com/es/film731140.html

A pesar de su sencillez, es fácil perderse entre los personajes que van poblando el film en el empeño de situarlos en el marco que corresponde a cada uno. Cuando la película arranca con la acción y con las persecuciones en una especie de "en busca del arca perdida" (en este caso un cetro) uno no sabe muy bien si X pertenece al bando de Big D o al bando de Lok (especialmente toda la parte de la trama que transcurre en China).

Ya me pasó algo similar cuando me leí la novela de El Padrino. En mi afán por ubicar a todo personaje que fuese mencionado en el libro provocó que me hiciese una especie de árbol genealógico para no perderme en el marasmo de personajes citados en la novela.

Los parecidos con El padrino no sólo acaban aquí. Me sorprende en lo que he leído a posteriori sobre la película, que nadie mencione los parecidos más que razonables con la saga Corleone. ¿Son tan asumidos a la hora de analizar cualquier película sobre la mafia que ya ni merecen ser mencionados? O bien, ¿existe una excesiva pleitesía al cine oriental, por lo que mencionar dichas similitudes, puede implicar una resta a los valores cinematográficos de la película en cuestión? Me cuesta creer que nadie haya detectado esta referencia que aplasta y ahoga al film, cuando resulta más que evidente que Big D no deja de ser un trasunto de Sonny Corleone y que Lok es un más que claro Michael Corleone. En ese sentido, tampoco Johnnie To, juega la baza del suspense en su film (afortunadamente, ya que hubiese sido una batalla perdida). No articula ninguna intriga en torno al enigma de saber quien será elegido presidente de los dos candidatos y teniendo presentes estos dos referentes planeando los dos personajes principales, menos todavía.

Creo que hay una conjugación de los dos interrogantes. Alabar aquel cine oriental que viene con una pátina de prestigio en su paso por los festivales per se, porque es oriental, suele definir un signo de distinción y la gente muere por exultar una pose, cuando hablamos en términos cinéfilos.

También es cierto que cuando abordo una película sobre la mafia, ya llevo incorporado de forma inherente, que la referencia a la mayor saga de la historia de la historia del cine va a estar presente en algún lado. Hoy en día parece imposible salirse de los cánones impuestos por dos películas seminales en lo que se refiere a la mafia. O se adopta la línea de El Padrino trazada por Coppola, o nos desplazamos por la línea de Uno de los Nuestros.





Aunque uno ansía lo contrario. Uno siempre espera encontrarse con una tercera vía que suponga por tanto un soplo de aire fresco a un género encorsertado tanto en lo que se refiere a estilo narrativo como en aspectos formales. Pienso por ejemplo, en el western que responde a unas características muy delimitadas pero que fue evolucionando. Planteamiento absurdo y contradictorio cuando es cierto que siempre acabo volviendo a la misma película una y otra vez.
Es cierto que sin haberme acercado mucho a la cuestión de las tríadas, tampoco me esperaba encontrarme de forma tan clara un referente occidental. Aunque si lo pensamos bien, ese debe ser uno de los motivos que haya propiciado el estreno del film en nuestro país, máxime cuando es un director que llevaba una extensísima carrera sus espaldas.
Así que, ¿qué hacemos con la saga Corleone atravesando Election? Lo consideraremos como algo "inevitable". Un signo más de la globalización en la que estamos inmersos y que el cine no queda exento.
No negaremos la honestidad de Johnnie To en relación al marco referencial de su film. En el aspecto formal no duda en recurrir a la composición deudora del tenenebrismo y/o clarooscuro con aire neoclásico ya utilizada por Coppola en escenas por ejemplo como las de las "reuniones" en las celdas de la prisión o la secuencia inicial de la irrupción de la policía en una reunión habitual de los "tíos" de la tríada. Asimismo, una de las escenas finales, cuando ya se designa uno de los candidatos, las muestras de respeto de sus subordinados al nuevo jefe elegido, responde sin duda a la famosa secuencia final de El Padrino, en la que "asciende" Michael Corleone.


Así pues, Johnnie To recurre a la economía visual, a una depuración formal, creando una atmosfera seca, que no llega a la belleza formal de El Padrino pero que se aleja de las piruetas visuales tan del gusto de Scorsese. Asimismo establece un lenguaje cinematográfico ritualizado en consonancia a la característica inherente de la tríada que describe. Si en la tríada estalla una batalla interna entre la pervivencia de la tradición (simbolizada en Lok) y la adaptación a la sociedad moderna (simbolizada en Big D), Johnnie To a la hora de visualizar su historia parte del atavismo iconográfico ya asentado por El padrino en el cine moderno.

Tambíen como El Padrino, Johnnie To en su exploración y disección en la tríada que nos ocupa, pretende explicar la historia de China "no oficial", así como Francis Ford Coppola recurrió a El Padrino para hablarnos de la otra historia del sueño americano. A tal efecto, describe con sumo detalle, el fuerte hermetismo en el que está sumida la organización, la compleja jerarquización, el origen de las tríadas en la sociedad china, los rituales a los que están sujetos y la convivencia de ellas con la sociedad actual. Así pues la policía en su film la batalla contra el crimen organizado la da por perdida. Únicamente velan por mantener el status quo y solo intervienen cuando se avecina un conflicto, tratando de evitar guerras internas que supongan ríos de sangre y convulsen la sociedad.

Por lo que Johnnie To a través de las tríadas y de sus dos personajes protagónicos, establece una topografía de un convulso Hong Kong, en un difícil equilibrio entre el respeto ancestral y el cuestionamiento de valores heredados.

¿La violencia? Como en todo largometraje que disecciona una organización criminal, aquí está presente, pero sin recurrir a la violencia gráfica (el fuera de campo es nota común en dichas escenas), en una dosificación gradual de violencia a medida que la situaciones se van crsipando, culminando en un final revelador donde descubrimos al intuido león dormido.

Por lo que puede resultar de interés a los amantes del género con afán completista (como es mi caso), pero a su vez, tampoco deslumbra ni contiene momentos para recordar (exceptuando su final). No peca en ser demasiado discursiva, ni en ser excesivamente concisa y el guión pese a su marasmo de personajes que maneja, se muestra aceptablemente bien construido, aunque muchos momentos puramente antropológicos podrían haber sido escatimados.

Por cierto, no querría finalizar sin comentar que el cartel del film, es uno de mis favoritos.



sábado, enero 12, 2008

Planet Terror

Una de arena. Tenía ciertas reticencias a este film ya que ninguna de las películas que he visto de Robert Rodríguez me habían convencido. Incluida Sin City que me pareció un ejercicio esteticista vacuo y aburrido. Temía encontrarme con más de lo mismo. Pero digámoslo ya, para mí la mejor película de Robert Rodriguez. Una vez vista, una película así solo puede ser encajada en un director desprejuiciado como él. No olvidemos que tiene en su haber la trilogía de Spy Kids.

Parece que el cine de terror USA actual para poder obtener resultados debe sin duda remitirse al cine de terror de los años 70 USA. El remake de Las colinas tienen ojos por ejemplo, dobla o triplica en calidad al film original, intensificando lo que el original apuntaba, aumentando lo que en el original no se atrevió a llegar a más lejos y corrigiendo los errores del film original. Asimismo, no llega a niveles estratosféricos pero es un remake también a tener en cuenta, bastante apreciable, el que se hizo de La matanza de Texas a cargo de Marcus Nispel.
Ahora recientemente nos llega también la revisión de otro gran clásico del cine de terror Halloween dirigida por Rob Zombie, director, que ya en sus anteriores films, ya tenía la mirada fija en el cine de terror de los años 70.

Llegados a este punto, nos vienen Robert Rodríguez y Quentin Tarantino con su proyecto Grindhouse, en el que esta vez no venden una película sino más bien venden una idea, un concepto en el que engloban sus dos films. La wikipedia al respecto nos dice:

"Grindhouse es una película estadounidense de terror dirigida por Robert Rodriguez y Quentin Tarantino, estrenada el 6 de abril de 2007 en Estados Unidos y que consta de dos partes, Planet Terror y Death Proof,también cuenta con unos trailers falsos que unen la pelicula
El film es un marcado homenaje a las películas de la década de los 70's (principalmente), pertenecientes al género denominado Grindhouse (surgido en
Estados Unidos) que, por metonimia, se refiere a las salas de cine que proyectaban películas gore y de serie Z, habitualmente en sesiones dobles y en pésimas condiciones y, también, al género cinematográfico"

Entiendo que el proyecto no se haya entendido y especialmente la película que nos ocupa. Yo evidentemente por una cuestión generacional-espacial no fui un espectador de aquellas salas Grindhouse que poblaban Nueva York entre otras ciudades.
Pero uno tiene ciertos años a sus espaldas y en su infancia-adolescencia, (aquella que nunca acaba de terminar), fui un redomado freakie del cine de terror. Así, me metía en vena sesiones maratonianas de ciclos de terror en el cine del pueblo (5 seguidas non-stop), a cual peor. Allí viví con frencuencia eso de ver la película rallada. También fui testigo de presenciar como los rollos se quemaban, o bien, proyecciones de films con las bobinas desordenadas. Ni que decir tiene, que estabámos acostumbradísimos a los habituales desenfoques y pérdidas de color por la baja calidad de las copias. Legendario, un engendro llamado "Cocodrilo asesino" o algo así, y que puestos a ser cutres, el doblador del chico fuertote masculino era el mismo de la chica rubia protagonista (¡!). Y por supuesto nos vimos toda la Troma, todas las de Reanimator y derivados varios.

Planet Terror reinvidica el zine (con z) sin tratar de realizar un homenaje situándose por encima de lo que parodia. No, lo que desea es incribirse en la la categoría de clase Z por derecho propio. Vista mi experiencia fílmica, toparme con Planet terror es lo más parecido que puedo encontrar al hecho de rejuvenecer a través del gozo fílmico. Ya que todo lo que he enumerado, Robert Rodriguez no escatima en utilizarlo en su película, convirtiéndola en el film de serie Z más caro de la historia. Intencionadamente y con un espíritu lúdico, claro. Recordemos que Sin City ya era un ejercicio posmoderno en su conversión formal y argumental de asimilarse lo más posible a la novela gráfica pulp de la que toma referencia. Recuerdo que Warren Beatty ya trató de hacer lo mismo con su fallido pero interesante Dick Tracy). En este caso, quizás por mi bagaje cultural (porque la baja cultura, también es cultura), esta vez, Robert Rodríguez ha conectado conmigo plenamente.

Me comentaba mi pareja, bien lejos de una película purulenta, excesiva y un pleno delirio festivo, que se me oía reir durante toda la película. Y no lo recordaba pero seguro que encontrarme con una una oda encendida al entretenimiento sin ninguna atadura, a buen seguro que provocaba en mí la complicidad absoluta.
Porque estamos ante un director travieso que disfruta con el juguete que tiene en sus manos. Y esa pasión y disfrute sabe imprimirlo al espectador.
Enumerar las referencias que maneja la película sería una lista interminable y ya se mencionan en muchos lugares de la red y prensa en general. Todos los que hemos vistos películas de zombies , gore de los 80, cine de John Carpenter, etc. las verá disgregadas recorriendo la película en un turmix frenético e hilarante.

Uno nota que han pasado los años en casos como éste. Porque lo que en aquellos tiempos era un acto puramente social, Planet terror la vi a solas en mi casa y con la mirada nostálgica puesta en aquellos tiempos.
Así que, viejos amigos, si nos volviésemos a reencontrar, hagámoslo para ver todos juntos Planet Terror.
Y encima el protagonista es Freddy Rodriguez, que para quien no lo sepa, Rico es como de la familia.




viernes, enero 11, 2008

Inland empire

Una de cal. La siguiente entrada será la de arena. En este caso, se trata de un director del que he visto toda su filmografía y hasta que no he visto su última película, no había llegado a la gran decepción. La siguiente entrada es justo al contrario. Hablaré de una película de un director que nunca me ha gustado, hasta que nos presenta su último largometraje.
Siempre he creído ser un seguidor de David Lynch, hasta que llega el momento en el que conoces gente verdadera devota del cine de Lynch que te hacen ver que estabas equivocado. También es verdad que en mi caso particular, es un director que me ha funcionado mejor en épocas de turbulencias anímicas personales que en épocas reposadas. Por establecer un símil musical, me pasa lo mismo con la música de Nine Inch Nails.
Hay muchas canciones y películas, que independientemente de la época en la que son visionadas, perduran en tu interior de forma prominente, las sientes cerca como compañeras de viaje, nunca te abandonan. David Lynch y su cine, me vino a mí en el momento adecuado. Seguramente en el presente, el efecto hubiese sido muy distinto. Eso no significa que sus películas o Twin Peaks (punto de inicio al universo Lynch como fue para mucha gente de mi generación) hayan perdido vigor con el tiempo o hayan envejecido. Pero el recorrido por los recovecos oscuros del alma negra a través de la iconografía lynchiana, ya no es paseo recurrente como lo fue en años anteriores. Como islote, eso sí permanece Una historia verdadera, la ventana de Lynch a la luz, al humanismo, entendido como:

"El equilibrio en la expresión, que debe ser clara, y no recargada ni conceptuosa (...)Se restaura la fe en el hombre porque posee valores importantes que no conviene despreciar."
¿No temes quedarte sin ideas?
Claro, pero por eso hago meditación todos los días, porque cuando meditas, trasciendes y experimentas el desatado e infinito océano de la creatividad. Y las ideas comienzan a fluir fácilmente.
fuente:http://www.blogdecine.com/categoria/frases-citas/record/40

Bien, pues en mi carta a los reyes magos para David Lynch, le pido varias cosas:
1) Visto el resultado de Inland Empire, que abandone ipso facto la meditación trascendental.
2) Que abandone el vídeo digital.
Y siendo consciente de que hablo de lo que no tengo ni idea, de la misma manera que su película representa para mí la negación absoluta de lo que entiendo por cine, considérese lo que escribo como la anti-crítica.
¿Qué podemos comentar? ¿El guión? ¿La historia? ¿Los actores? ¿La fotografía? ¿La música?
Empezando por lo último, noté la ausencia de Badalamenti de forma terrible.
¿La fotografía y/o elementos estéticos? Alguien tendrá que decirle a David Lynch, que el uso del digital no está a la altura de alguien tan profesional, como él siempre ha sido. Por momentos, la película parece amateur. Las atmósferas oníricas se diluyen entre los pixeles. Por no hablar de la penosa iluminación poco matizada.Ese es el problema. Desaparecen todos los matices, variaciones y gamas, para formar algo demasiado saturado, sucio y poco pulido. Al respecto, se le pregunta, tal como vemos en Cahiers du Cinema, Enero 2008, el motivo de trabajar con vídeo de baja definición. Lynch argumenta que le permite rodar durante más tiempo que con una cámara convencional. Así pues, a esa mayor libertad creativa, parece sacrificar el acabado formal. Una opción que puede satisfacerle a él como creador de su obra pero no a mí como espectador.
Lynch siempre ha sido el artista de la sugerencia y de la inquietud, sabiendo utilizar los recursos plásticos de forma magistral. El vídeo digital no le permite demostrar su oficio. A mí personalmente me deja fuera y me mantiene alejado de lo que veo. Cierto es, que el feísmo de su propuesta formal podría haberle sentado bien a su viaje al corazón de las tinieblas. Pero desgraciadamente, en mi caso no ha sido elemento complementario sino terriblemente distanciador.
Por no hablar de parecidos más que razonables. Nótese al respecto la forma de encuadrar en el plano a la actriz Grace Zabriskie y compárese a Réquiem por un sueño y ciertos planos de Ellen Burstyn. Lo mismo podríamos decir de aquellos planos en los que vemos correr a Justin Theroux.
¿Los actores? Siendo conscientes que ellos estaban en la cuerda floja, que no disponían de una historia de principio a fin a la que asirse, sino que su interpretación se construía a base de retazos aislados, de pequeñas set-pieces sin aparente conexión, Laura Dern es la que mejor sabe afrontar el desafío planteado. El resto hace lo que puede, aunque vi a Jeremy Irons despistadísimo.
¿La historia? Con la iglesia hemos topado. Lynch en su afán de subvertir los géneros, de darle la vuelta, de explorar nuevas vías narrativas, de romper toda línea temporal y espacial a favor de explorar vías oníricas, nos llega a Inland Empire, no rompiendo algo sino directamente deshaciéndose por completo de cualquier lógica, te sitúes en el campo que te sitúes. Parece que no crea depender de nada para explicar su historia, (hasta el punto que su film se convierte en la negación absoluta de lo que entendemos por narrar), y de la misma manera que nos podemos enfrentar a un cuadro de expresionismo abstracto, pretende convertir su film en la misma sensación.
No habría objeción a ello si tuviésemos otros recursos que nos permitan cierta adhesión a lo que vemos. Porque sí que hay abstracción (demasiado reconcentrada, uno echa en falta algo de esos toques de humor tan suyos), pero lo que es expresionismo, más bien nulo. Creo que ha jugado en su contra demasiada dispersión de ideas. Esta vez, esa libertad creativa que le ha permitido su Sony PD 150 le ha jugado en su contra. De ahí mi "broma" respecto a la meditación trascendental. Podría aceptar digresiones tan habituales en él en la narración, pero llevar al límite esa idea para dinamitar por completo la narración, creo a mi parecer que ha resultando perjudicial
Creo que esta vez Lynch se ha mirado bastante a su ombligo, en el sentido que no ha sabido salir de sus vías de expresión para tratar de ser mínimamente comunicativo con el receptor. Ha filtrado tanto a su público, que parece que, o te acercas al film de una determinada manera o ya no eres espectador válido. Y a mí las imposiciones, por tendencia natural, suelo rebelarme.
Puede ser que estemos ante la vanguardia cinematográfica por antonomasia como parecen decirnos los de Cahiers du Cinema. Puede ser que estemos ante el "cine del futuro" y yo no haya sabido verlo. Pero mi mirada emocional ante el cine, esta vez rechaza a Lynch por muy avanzado que esté a su tiempo.
Otra vez será Lynch, otra vez será....

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